Estamos buscando información trascendente en torno a la minería envenenadora, y hallamos una denuncia: dos supuestos periodistas agachan la cerviz para mostrar su servilismo a la empresa minera envenenadora de Cajamarca.
Una verguenza para el periodismo nacional, no pensé encontrar semejante torpeza, que falta de tino. Algunos comunicadores sociales se venden por unas cuantas migajas de flatulencia.
Un periodista digno no se deja sobornar, por su misma calidad profesional; un periodista devaluado, sin calidad profesional sí puede ser comprado por un poco de mermelada.
Arriba pueblo de Cajamarca, viva la vida, viva el agua.
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